A partir de los 20 años ya empiezan a salir las primeras manchas de pigmento aunque hasta los 30 no se empiezan a apreciar de forma notable. Con la exposición al sol se estimula la sobrepigmentación y aún se hacen más visibles.
Debido a los cambios hormonales durante el embarazo o a medicamentos con hormonas como el anticonceptivo nuestra piel se vuelve más sensible al sol y aparecen esas manchas que en invierno se aprecian menos que en verano.
Lo mejor es prevenir, pero si ya han aparecido, el remedio para las manchas es un 'peeling' químico o exfoliación de la capa más superficial de la piel. La piel que aparece debajo tiene un tono más bueno y unificado. Otros tratamientos que se aplican para la eliminación de las manchas es el láser y la microdermoabrasión que consiste en lijar la capa más superficial de la piel con cristales. Los primeros meses después de uno de estos tratamientos hay que evitar la exposición al sol y procurar que la piel esté continuamente bien protegida e hidratada, por ello es recomendable realizarlos durante los meses de noviembre a marzo cuando los rayos del sol son más débiles.
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