lunes, 18 de enero de 2016

Inmunoterapia: terapia contra el cáncer

La inmunoterapia es un tratamiento  que estimula una reacción defensiva de nuestro organismo contra las células cancerígenas.

Este tratamiento refuerza o cambia el propio sistema de defensas para destruir las células cancerígenas. No actúa directamente sobre el tumor como sería el caso de la quimioterapia, sino sobre el propio sistema de defensas, modificando su respuesta biológica.

Existen varios tipos de inmunoterapia.

Se están llevando a cabo nuevas formas de inmunoterapia para mejorar los sistemas actuales. Mientras que algunos tipos, ya son considerados oficialmente un tratamiento contra el cáncer, otros se están desarrollando y se suministran como experimentación.

Los siguientes tipos de inmunoterapia ya se están aplicando como tratamiento regulado:

·        Anticuerpos monoclonales: consiguen hacer visibles las células cancerígenas para el sistema de defensas, reforzando la respuesta de la célula T (son parte del sistema inmunitario y se forman a partir de células madre en la médula ósea) que lucha contra el tumor. Otros anticuerpos monoclonales interfieren con la acción de las proteínas que son necesarias para el crecimiento tumoral, lo que puede evitar  el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos y con ello el crecimiento del tumor.

·        Citocinas: Ayudan a intervenir y a regular las reacciones inmunitarias, la inflamación y la formación de glóbulos sanguíneos nuevos. Mejoran las reacciones anticancerosas específicas del sistema inmunitario al aumentar el número de linfocitos T que combaten el cáncer.

Los siguientes tratamientos se encuentran en proceso de investigación:
 
·        Vacunas: están diseñadas para tratar los cánceres que ya están formados y no tanto para evitar su formación. Las pruebas se hacen con pacientes que padecen distintos tipos de cáncer. Generalmente estos estudios clínicos se realizan en combinación con otros tipos de terapia, como la génica.

·        Transferencia celular adoptiva: está también en fase experimental y se basa en intensificar la capacidad natural de los linfocitos T de un paciente para abatir el cáncer.
 
Sistema inmunológico

Las células T forman parte del sistema inmunitario y su papel es fundamental. Estas células consiguen reconocer pequeñas porciones de proteína localizadas en la parte exterior de células que son diferentes a las células normales. Las células que se encuentran infectadas por un virus, por ejemplo, presentan estas porciones de proteína en su exterior. Las células T, identifican dichas células como ‘no sanas’ y nuestro organismo procede a destruirlas.

Por este mismo proceso, las células T, a veces también consiguen identificar células cancerígenas. Las células cancerígenas contienen material genético, el DNA. Estos cambios contribuyen a una desviación del comportamiento en una célula cancerígena, como podría ser la división de la célula.

Por desgracia, nuestro sistema inmunitario generalmente no considera peligrosas las células cancerígenas. Se parecen demasiado a las células normales y por ello se hacen imperceptibles. Nuestro sistema inmunitario no se alerta.

Para una buena respuesta de nuestro sistema inmunitario a través de las células T, son necesarias 2 cosas:

·        Que se puedan percibir porciones de proteína en la parte exterior de las células cancerígenas diferente a las células normales y así poderlas identificar como células ‘no sanas’.

·        Que no exista ningún impedimento a la actuación de las células T
 
Estos dos principios arriba indicados son en los que se basa la terapia inmunitaria contra el cáncer.

Tal como se ha dicho, la terapia se encuentra en fase de investigación clínica y por el momento, se prevé que podría aplicarse como tratamiento regulado dentro de 8-10 años.

 

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