¿Cuántas veces
decimos que nos gustaría hacer algo pero no encontramos el tiempo para ello? Si
somos sinceros, no siempre es realmente así, lo que pasa es que priorizamos
otras cosas como el trabajo o las cosas a las que nos sentimos obligados. Lo
cierto es que muchas de nuestras obligaciones las convertimos en hábitos y nos
sentimos responsables de continuarlas llevando a cabo. Pensamos que si dejamos
de cumplir, vamos a perjudicar a nuestro entorno cuando a menudo no es así.
Incluso se podría dar el caso que dejando de lado algunas de nuestras ‘obligaciones’
descubriéramos que no ocurre nada negativo, que nuestro estado de ánimo mejora
por no llevar tanto peso y ello repercute muy positivamente en nuestro entorno.
Tenemos que
aprender a gestionar nuestro tiempo en todas las facetas de nuestra vida. Si
nos organizamos, vamos a evitar la sensación que a veces tenemos de que nunca
vamos a terminar de hacer todo lo que ‘debemos’ y que nuestra vida es un caos.
No hay que olvidar que si nos sentimos obligados a hacer multitud de tareas que
de antemano vemos imposible de llevar a cabo, esto nos conlleva un gran
sentimiento de frustración y angustia.
Organízate
Diseña un plan
personal diario o semanal que te permita ver las cosas en perspectiva y que sea
posible llevarlo a cabo. De esta forma tienes una visión más general de lo que ‘debes’
hacer y de lo que a lo mejor podrías prescindir. Revisa tus exigencias y
oblígate a realizar actividades que te gustan y te hacen desconectar de la
rutina.
Tiempo para ti
Es muy importante
dedicarnos un poco de tiempo a diario. Este tiempo con uno mismo hace que nos
sintamos más alegres y optimistas y eso beneficia a las personas que nos
rodean.
Haz una lista de
todas las cosas que hace tiempo que tienes ganas de hacer y para las que no
consigues encontrar tiempo. Cuando organices tu tiempo, planifica alguna de
estas actividades. Verás que no es tan difícil y que al sentirte mejor, también
tendrás más energía para hacer más cosas.
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